Romance de Puebla de Sanabria

Romance de Puebla de Sanabria

 

  • Realización: Manuel García de Viñolas.
  • Fotografía: Enrique Gaertner.
  • Sonido: Fernando Bernáldez.
  • Fecha: Enero de 1939.
  • Lugar: Corporales (Trueitas), León.
  • Descripción: Audiovisual incluído en “Noticiario Español n. 12″. En la aldea de San Martín de Castañeda, mujeres del pueblo, dirigidas por una vieja romancera, cantan “El romance de Puebla de Sanabria”; en realidad una versión arcaica de “Mambru se fue a la guerra”. El romance, filmado, montado y sonorizado con una sobriedad explosiva, adquiere extraordinaria fuerza y su significado llega a imbricarse, en forma altamente poética, en la concepción místico/militar de la vida que teorizaba la Falange. “En un humilde pueblo, habitado al parecer tan sólo por mujeres y niños, una anciana, vestida de negro, cubierto el cabello con una toca, se dirige a la cámara: «Éste es el romance de Puebla de Sanabria». Se trata de la vieja romancera, según nos especifican unas «Consignas para el montaje de “Romance”». La mujer aclara que «el pastor que dice la loa no puede venir porque está en el frente», precipitando el presente en un romance que, por su naturaleza, tiende a la intemporalidad: la razón de tanta mujer vestida de luto, unida a la ausencia masculina, adquiere así un fuerte valor premonitorio, donde lo antropológico (las costumbres, los usos) y las exigencias del combate son difíciles de discernir. “Carente de voz en off, esta «vieja romancera» ejerce un papel conductor desplazándonos por tres escenas de la aldea, en cada una de los cuales una mujer diferente entonará su estrofa, reservándose para sí misma la final,tras cuyo recitado se santigua. Se trata, pues, de un recorrido por el pueblo, sus gentes y sus leyendas, su folclore en suma. El cuidado fotográfico es máximo y las composiciones realizadas también aquí por Gaertner denotan un ojo que aspira a inmortalizar lo que el romance eterniza por la repetición de la tradición juglaresca.“En este plano inicial, en escorzo y con profundidad de campo, la vieja romancera se dirige al espectador, que mantiene bajo su mirada, al fondo, la cruz bajo la cual aguarda la mujer que tomará el relevo. Volviéndose hacia esta «vieja pobre», le insta a cantar la primera estrofa:”En Francia nació un niño (bis) de padre natural. Por gusto de padrinos Mambrú se ha de llamar.”La vieja abandona a la mujer pobre y dirige sus pasos hacia otro grupo formado por una madre y tres niños. Mientras el movimiento de la anciana nos desplaza, la voz de la anterior recita de nuevo, ya sin la entonación del canto, la misma estrofa. Ahora es la madre de los pequeñuelos quien se encarga de la siguiente estrofa:”Y aún no tiene quince años (bis) ya lo quieren casar con una hija que tiene el Rey de Portugal.”Concluido el canto, la estructura es repite: mientras suena el recitado de la misma estrofa, la vieja romancera nos transporta ante un grupo de hilanderas, una de las cuales entona la tercera estrofa:

    “Y él les dice que no, que quiere ir a pelear. Llama por los criados, oiréis lo que dirá.”

    La romancera abandona el grupo, y la cámara la acompaña, al tiempo que se oye el recitado fuera de campo. Sola ya, la mujer baja la cabeza y entona la última estrofa, tras la cual se santigua:

    “A uno: «¡tráeme el caballo!». A otro: «¡tráeme el puñal!». A otro: «¡tráeme La espada!», que la vida es pelear.”

  • Fuente: Youtube.
IEC

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