Cabrera ha sido tradicionalmente una zona de comunicación entre la Meseta y el Noroeste peninsular, aunque ha sufrido con desventaja la mayor facilidad de acceso en ese mismo sentido por Sanabria o Maragatería, como es patente en las actuales comunicaciones.

La influencia que ha tenido en ello su quebrada orografía se ha visto acentuada por el brusco escalón que hay que salvar para pasar de la Cabrera Alta a la Baja o viceversa, puesto que ahí es donde se produce el mayor acercamiento entre las cuencas hidrográficas meseteñas y galaicas, las del Duero y Sil respectivamente.

Estas consideraciones geográficas previas se deben a dos motivos. El primero es de índole geohistórica: marcar las dificultadas de la comarca inherentes a su posición en el contexto regional, de forma que pueda comprenderse mejor su relativo aislamiento. El segundo es de alcance patrimonial, puesto que esas mismas dificultades han propiciado una excelente conservación hasta hoy de lo que podríamos definir perfectamente como un paisaje cultural, gran parte de cuyos elementos y estructuras hacen visible de forma inmediata la huella del proceso histórico que representa.

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