RUTA 14: Corporales – El Picu Telenu

RUTA 14: Corporales – El Picu Telenu


TIPO DE RUTA: Senderismo.
RECORRIDO: Ida.
PUNTO DE PARTIDA: El Pontón del Arenal (Corporales).
LONGITUD: 4,6 km (solo ida).
DESNIVEL POSITIVO: 797 m.
DESNIVEL NEGATIVO: 0 m.
TIEMPO: 3:00 h (solo ida).

Se sale del pueblo de Corporales por un antiguo camino, hoy convertido en la carretera LE-5228, que comunica con la ciudad de Ponferrada a través del alto de El Morredeiru. A poco más de 1 km de La Ermita de las Ribas, volviendo la vista hacia la izquierda, podremos ver el impresionante altozano donde se encuentra el asentamiento prerromano de La Corona.

Seguimos carretera arriba hasta llegar a la confluencia de El Rieu Eria con El Rieu del Surbial, que baja por nuestra izquierda. En este punto cruzamos este segundo río por El Pontón del Arenal, en cuyas inmediaciones se encuentra una antigua mayada. Sin abandonar la carretera y sin perder el cauce de El Rieu del Surbial –que corre ahora a nuestra izquierda–, avanzamos aproximadamente un kilómetro y llegamos a un pequeño refugio que se alza en la antigua mayada de Mascariel, próximo a la confluencia de El Rieu de Mascariel con El Rieu del Surbial. A la altura del refugio dejaremos el asfalto y empezaremos a caminar por el fondo de valle que forma El Rieu de Mascariel, dejando su cauce a nuestra izquierda.

Ascendemos en dirección nordeste por El Valle Mascariel siguiendo el curso del río entre piornos, urces (brezos) y escobas. En algunos puntos el sendero está más cerrado o encharcado, por lo que iremos buscando la mejor forma de avanzar –siempre cerca de El Rieu de Mascariel– hasta llegar a su nacimiento, donde el matorral es más bajo y es más fácil progresar.

Poco después del nacimiento de El Rieu de Mascariel llegamos a las pintorescas formaciones de La Peiña la Citeira, que domina Los Chanos de Mascariel y El Valle Mascariel.

En este punto encontramos el pendiente sendero que sube de Los Chanos de Mascariel a El Picu Telenu y que seguiremos hasta la cima. Primero alcanzamos un collado muy amplio, desde donde se ven Maragatos y El Bierzu, y desde allí giramos a la izquierda para acometer la subida final a la cumbre rocosa de El Picu Telenu (2.182 m) por su vertiente sudeste.

Qué ver en Corporales (1.235 m)

Situado al pie de El Picu Telenu, Corporales se asienta a orillas de El Rieu Eria, en un espacio abierto. Cuenta con dos barrios: Quintana al oeste (el más grande) y Pedrosa al este. El primero está dividido en dos partes, El Castru y El Mercáu, separadas por un regueiru (arroyo) –hoy entubado– que nace en Valdelavilla. El nombre de El Mercáu se debe a que en este lugar había mercado los domingos.

En Corporales se localizan dos recintos fortificados de época castreña: el castro de La Corona y el llamado El Castru o El Castru d’Enriba la Fuente.

En los muros exteriores de la iglesia del pueblo se puede contemplar un arco románico de medio punto con decoración de ajedrezado en su trasdós y en la línea de imposta.

La Ermita de las Ribas se levanta junto a la carretera, en el barrio de Pedrosa, y en su torre está grabada la fecha de 1862, año en que se erigieron la espadaña y la escalera de acceso.

En el pueblo son abundantes los pajares en estado ruinoso, cubiertos con paja a dos aguas y con testeros escalonados con losas de pizarra.

Corporales ha conservado la tradicional Danza del rey Nabucodonosor, que antes se bailaba el día del Corpus. Se trata de una antigua danza de paloteo compuesta por una serie de varios lazos.

El castro de La Corona

La Corona es un asentamiento que estuvo habitado entre los siglos II y I antes de Cristo, con anterioridad a la conquista romana. Está situado al norte del barrio de Pedrosa, entre El Rieu Eria y El Rieu de la Mazanal, en una colina de suaves laderas y 1.333 metros de cota máxima. Está defendido por un talud y un foso claramente visibles por el lado septentrional. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2022.

Para visitar este lugar atravesamos el casco urbano de Corporales hasta llegar al barrio de Pedrosa, donde se alza La Ermita de las Ribas. Unos 100 metros más arriba de la ermita salen dos caminos a mano izquierda; el izquierdo, que se va acercando al cauce de El Rieu de la Mazanal, bordea La Corona por el oeste. Lo seguimos hasta llegar a un puente que cruza el río, donde el camino se abre en dos. En ese momento continuaremos por la pista de la derecha hasta llegar a una nueva bifurcación. Tomamos en ella el ramal de la derecha y avanzaremos por él a lo largo de 130 metros. En este punto debemos dejar el camino y ascender a nuestra derecha por una empinada ladera. A los 250 metros de subida alcanzaremos la vertiente septentrional del castro, donde mejor se conserva el profundo foso tallado en la peña a fuerza de martillo y punterola para delimitar el espacio habitado y potenciar las condiciones defensivas del lugar. Otra forma de llegar a La Corona es seguir el camino que sale a la derecha de la bifurcación; avanzando por él unos 400 metros, se llega al depósito de agua que abastece al pueblo, y ascendiendo desde aquí en línea recta se accede a la zona sur del castro.

El castro de La Corona tiene forma subrectangular con una especie de espigón hacia el noroeste. Los hallazgos efectuados durante las excavaciones de principios de los años 80 se encuentran cubiertos por arena para preservarlos de las inclemencias del tiempo; no obstante, en el flanco sur aún se advierten dos oquedades resultantes de las labores arqueológicas realizadas, que alcanzaron una extensión de unos 500 m2. En el interior del recinto defensivo se exhumaron diecisiete construcciones apiñadas, de forma cuadrangular y de reducidas dimensiones. Estaban fabricadas con materiales del país y se adaptaban a los desniveles del terreno. Así, los muros, de un grosor aproximado a los 50 cm, estaban formados por lajas de pizarra colocadas de manera tabular. Los vestigios encontrados indican que el techo, con cubierta vegetal de paja o brezo atado a una trama o armazón de maderos de distinto grosor y longitud, era a dos aguas y se apoyaba directamente sobre fuertes vigas que descansaban sobre muros. El hogar, con un área de combustión de forma oblonga o subcircular delimitada por lajas hincadas en el suelo, ocupaba el centro de las edificaciones y ordenaba a su alrededor el espacio interior, en el que no había divisiones. Los pavimentos eran de tierra apisonada. La organización de las construcciones seguía un entramado de calles que se cortaban en ángulo recto, enlosadas y de apenas metro y medio de anchura.

El Castru o El Castru d’Enriba la Fuente

Otro lugar de interés arqueológico es El Castru, llamado también El Castru d’Enriba la Fuente, que se sitúa al oeste del pueblo, a media ladera y con 1.300 metros de altitud máxima. No goza de condiciones defensivas naturales, por lo que está rodeado por dos fosos de anchura variable que dibujan un recinto de forma oval de 130 metros de largo y 90 metros de ancho. Este poblado, que fue levantado tras la conquista romana (desde los últimos años del siglo I antes de nuestra era hasta los primeros años del siglo II después de Cristo), tiene aproximadamente media hectárea de extensión. Las excavaciones realizadas entre 1979 y 1981 revelaron la existencia de una “planificación urbanística” que se deja ver en la existencia de un orden a la hora de erigir nuevas edificaciones. Este orden difiere de la organización prerromana, cuyas unidades habitacionales se distribuían por el espacio de manera más aleatoria.

En El Castru se exhumó un conjunto de edificaciones domésticas de planta cuadrada o rectangular, provistas de pavimentos de tierra e integradas en un urbanismo que presenta calles enlosadas con andenes o aceras, así como pequeños albañales para evacuar el agua. Los muros de las viviendas están construidos con losas de pizarra y cantos de río amalgamados con barro. La cubierta se resolvía mediante una estructura de madera sobre la que descansaba un entramado vegetal. La importancia de estas excavaciones radica en que muestran claramente el proceso de aculturación sufrido por la población indígena como consecuencia de la ocupación romana de este territorio.

Peñaguda

Al oeste de Corporales arranca la carretera LE-7311 que, tras alcanzar el alto de Peñaguda (1.258 m), desciende hacia el valle de El Rieu Cabreira. En la falda de Peñaguda se observan restos de un canal romano tallado en la roca, el llamado canal C4. Esta conducción tiene dos puntos de captación: un ramal nace en las proximidades de El Llagu, en Truitiellas; el otro procede de El Rieu Eria, aguas arriba del barrio de Pedrosa. El canal C4 va faldeando los relieves de la cadena montañosa que culmina en El Picu Telenu hasta llegar a As Pracías, en las inmediaciones de Médulas, en un largo recorrido de unos 122 kilómetros, reconocible y transitable en algunos tramos. En la mayoría de su curso este canal ha tenido que ser excavado en la roca, y su caja presenta unas dimensiones regulares de entre 120 y 90 cm de ancho y 50 cm de profundidad. El desnivel del canal C4 es aproximadamente de un 0,3%; es decir, que cada 100 metros de avance desciende 30 centímetros.


Los topónimos que aparecen en esta ruta han sido recogidos de boca del pueblo por la asociación El Teixu, Rede pal Estudiu y Defensa de la Llingua Asturllionesa que organizó junto al IEC el III Cursu d’Encuestadores de la Tradición Oral en Llión. Durante las prácticas de esta formación, se encuestaron los topónimos de estas rutas.

 

 


IEC

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