Hoy vivimos en una sociedad capitalista e industrial, pero esto no fue siempre así, Cabrera vivió de la agricultura y de la ganadería de subsistencia hasta bien entrado el siglo XX. Nuestros pueblos heredaron desde mucho tiempo atrás las tradiciones que les caracteriza como comunidad, adaptándolas con los años a tiempos más modernos. Las sociedades antiguas concebían el tiempo cíclico y no lineal como hoy en día, por eso, uno de los momentos más importantes para ellos era el solsticio de invierno, cuando la luz vencía a la oscuridad. Es en este momento cuando nuestros antepasados pasan revista a los aún vivos y aparece la figura de los “demones” que nos vienen a ayudar al paso de las tinieblas a la luz a aquellos que se lo merezcan.

En casi todas localidades de Cabrera, a finales de año y principios del siguiente, aparecen unos personajes corriendo, con cencerros colgando, entiznando, atronando, golpeando y los rostros cubiertos con máscaras terroríficas, son estos “demones” que les llaman campanones, campaneiros, farramacos, remixacos… acompañados por otros seres zoomorfos que representan a animales y por personajes más modernos añadidos éstos para realizar comedias y contar historias en los últimos años. Son las mazcaradas de invierno.

La diferencia con los carnavales medievales son la presencia de máscaras, empleo de cencerros como elemento sonoro, el uso de elementos fustigadores, empleo de ceniza para entiznar, el pedido de aguinaldo, la participación de toda la comunidad y organización exclusiva de los mozos de cada pueblo.

Sobre la antigüedad de las mascaradas hay que retroceder hasta época prerromana. Las primeras aparecen en el norte de la península Ibérica, el norte de la península Itálica y la zona de los Balcanes. Desde un indefinido origen remoto se transformaron con la llegada del cristianismo, creando así nuevos tipos sobre la misma base, no hay que olvidar que todas siguen el mismo patrón, acciones, personajes y actuación. Cada una de ellas evolucionó representando los seres mitológicos antiguos para ir añadiendo personajes de la vida cotidiana de forma que no hay una igual.

Las mascaradas, originariamente y hasta hace relativamente poco tiempo, siempre fueron interpretadas en todos sus personajes por hombres, los mozos del pueblo, incluidos los personajes femeninos, aunque actualmente participen mujeres en muchas de ellas.

La máscara no oculta, sino que representa a estos seres que con sus cencerros. Son máscararas por lo general, negras y rojas con cuernos y pieles de animales. La iglesia las interpretó como demonios, cuando en origen son esos seres benefactores “demones” intermedios entre los dioses y los hombres, en los que se encarna el espíritu de los antepasados. Todos ellos desarrollan la acción con carreras, persiguiendo a las mozas y pidiendo el aguinaldo en las casas. Por ello la iglesia los desterró al Antruido.

Poco a poco comenzarón a añadir más personajes con todos los elementos de un teatro profano medieval en los que participa la comunidad. Uno de los primeros personajes que apareció fue la “vieya”. Este personaje interpretado por uno de los mozos, es una vieja vestida de negro con la cara cubierta que suele pedir el aguinaldo y que en muchas ocasiones paría un animal muerto. En otras muchas también lanza cernada a la gente. Una de las figuraciones de esta deidad ancestral es el arco iris que se vincula a este ente en varias lenguas de Europa, como la leonesa, en la que este fenómeno meteorológico es designado como arcu la vieya (arco de la vieja) o cinta la vieya (cinturón de la vieja, en Sanabria). He aquí, pues, el conjunto de características de la Vieja leonesa: vive en la montaña, se manifiesta en el cielo como el arco iris, es hilandera y se relaciona también con la luna, configurándose como un un personaje legendario que hunde sus raíces en estratos culturales antiquísimos pero cuyo recuerdo se ha conservado como un tesoro en la tradición de la sociedad rural hasta nuestros días a través de muchas mazcaradas de invierno.

Otro personaje que suele aparecer en Cabreira es el “toru” que en otras latitudes más al norte pasa a ser el osu. Más personajes que fueron añadiéndose con el tiempo son el cura, el médico, el guardia civil, los guapos y feos… todos ellos cuentan con un escenario, las calles de las localidades, participando sus personajes y también la de sus espectadores. Cuentan con todos los elementos de una obra de teatro, presentación, nudo y desenlace dejando los diálogos a la improvisación de cada personaje.

Es muy difícil encontrar mascaradas a partir de marzo. Sí sucede que en ocasiones el propio Carnaval se mezcla con algunas mascaradas. De hecho, posiblemente en ellas tiene su origen esta fiesta, mucho más actual. En España la mayor concentración tiene lugar en la zona norte y el centro peninsular, sobre todo en el antiguo Reinu de Llión, seguidos de Asturias, Cantabria, el País Vasco y Navarra.

Al tiempo que en algunas comunidades y pueblos se va recuperando en los últimos años esta tradición, sin embargo también se dan casos en los que ha desaparecido para siempre, aun habiendo tenido en su día un gran protagonismo.

Mazcaradas en Cabrera

Todavía hay pueblos en Cabrera que han mantenido la tradición hasta hace bien poco, uno de ellos es Pozos, donde conserva la tradición de la mazcarada de forma más pura con incluso un culto arbóreo ligado directamente con el ramo leonés. Otros pueblos que mantuvieron hasta bien entrados los ochenta fueron Manzaneda con sus Campaneiros, Quintanilla con sus Campanones y La Baña con sus Mantarracos. En la Cuesta, aunque perdida la tradición hace 50 años, recuperaron la mazcarada el año 2015 y se acercaron a varias concentraciones de esta peculiar tradición.

Hace unos días, el gobierno declaraba el Carnaval patrimonio cultural inmaterial por su interés antropológico. Así podemos leerlo según se aprobó en la “Resolución de 25 de noviembre de 2015, de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, por la que se incoa expediente de declaración del Carnaval como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.” Esto significará que tal vez haya asignación presupuestaria para todas aquellas mazcaradas en nuestra tierra que aún estén vivas…